cuentos de terror inventados
Hasta que llegó a las puertas de la vivienda de Doña Panchita, una mujer de avanzada edad, que disfrutaba de la compañía de sus cinco hijos, introduciendo nueras y yernos, sin faltar sus 16 nietos y uno que otro agregado. No había si desee tocado cuando ahora la pobre vieja le abría la puerta invitándolo a pasar.
Infortunadamente un día Leticia enfermó dificultosamente y no le quedó más remedio que mandar a su hijo a realizar esta tarea. Carmelo ahora había cumplido los 14 años de edad, con lo que a primer aspecto daría la sensación de que no era una labor realmente difícil la que su madre le pedía. Carmelo tenía serias dificultades para caminar, hecho que suponía un contratiempo. Esa noche me encontraba en radical contenta porque mis padres saldrían de fiesta y por fin podría ver aquel baúl que mi abuela nos dejó como herencia antes de fallecer, y que mi madre había arrumbado en el ático sin dejarme ver el contenido. Seguro te pasó más de una vez que en el momento en que procuras dormir de repente sientes que caes por un vacio y tu cuerpo ¡salta!
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– , iban de prisa hacia el coche mientras tras de ellos, el hombre vestido de negro se desplazaba con alta velocidad, saliendo de las penumbras, dejando ver lo que las chicas habían descrito. Llegaron todos al sitio, miraron alrededor, sin encontrar a absolutamente nadie, fue entonces que Martha se calmó, volviendo todos a su lugar, se sorprendieron un poco con los chillidos de otra de las muchachas la que les afirmaba que el hombre de negro estaba ahí. Los chicos se fastidiaron un poco, y las reprendieron por la broma de mal gusto, alegando que una vez fue divertido, pero 2, ahora era molesto. Después de unos cuantos tragos, risas, gracietas y recuerdos vergonzosos, no falta quien eche a perder el rumbo de la velada como lo hizo Martha, que de un instante a otro comenzó a plañir de una forma algo extraña, chillando que alguien los observaba desde la obscuridad, según lo describió un hombre pálido , tanto como un muerto, vestido totalmente de negro. No volvieron a tener aquella visita en casa, pero en ocasiones, se puede observar parado en el camino a un joven prominente y corpulento , que viste un overol azul, que solo desaparece en el momento en que ofrecen algún juguete en aquella tumba. Frente a la insistencia de la abuela, los dos jóvenes con el temor en el estomago, fueron hasta aquella tumba, a soliciar disculpas. Tuvo que tomar valor para correr hasta Luis pues era llevado hasta la ventana, lo tomaba del pie con sus fuerzas, pero aquello que lo estaba transportando era mucho más fuerte, ya que los hizo flotar a los 2, en el momento en que al fin sus tíos acudieron en su auxilio alertados por los gritos, evitaron que fuesen lanzados por la ventana.
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- Se retiró molesto entre abucheos y vasos que iban directo a su cuerpo, lo que respondió con señales indecentes hasta que se perdió de vista.
Les contaba de la presencia de un monstruo mitad hombre de sobra de 2 metros de altura, angosto sin rostro quien usaba un traje negro y tenía la habilidad de estirar sus brazos a su antojo además de también sacar tentáculos de su espalda y estirarlos indefinidamente. En el camino, Raúl había visto a un hombre en el bosque todo lleno de sangre, pero se imaginó que era alguien con un disfraz. Raúl y Mariana, adjuntado con los padres de , procuraron incansablemente a Héctor, pero nunca lo lograron localizar, sólo hallaron sangre, papeles con señales extrañas y lo que parecían los restos de una calabaza, en el bosque. Una joven joven vivía con su madre y su medio hermano en un pequeño pueblo; llegaron ahí por el hecho de que su madre sufría de pánico y cada que veía muchas personas tenía un ataque de ansiedad. Llegó la noche del Halloween y por votación decidieron que el festejo fuera en la casa de la chica; con inquietudes, ella aceptó.
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Además, como este tratamiento está en fase de prueba, no posee costo. No obstante, le aseguro que le estamos ofertando lo último que hay en el mercado. No obstante, una noche numerosos de mis amigos y yo nos escapamos del campamento para poder ofrecer una vuelta a nuestras anchas. Mentiría si no digo que aquel lugar se veía totalmente distinto sin la supervisión de los superiores.
Apresuraba el paso, corriendo solamente de sus miedos, pues a su alrededor no se percibía ninguna presencia. Cientos de manos salían del suelo y jalaban a la multitud hacia abajo, dejando sus expresiones de error plasmadas en el cemento.
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Un Viaje con Retorno… del Más Allí se encuentra dentro de los varios cuentos de terror inventados por Juan Pablo Rivera. Esta excelente historia de miedo fué adaptada con permiso de su autor para ofrecerla en versión online.
Mariana le dijo que aquello la había asustado mucho y mejor retornaría otro día. La chavala no volvió a su cama, durmió en la habitación de su hermana menor. En el momento en que Felipe despertó, se encontraba desnudo en un campo a 6 estados de distancia, con su cabeza rasurada, filas de 3 orificios en su cabeza, y marcas lineares por su cuerpo. La siguiente noche no quiso reposar solo, otro de los hermanos se quedó con él, durante la noche escucharon nuevamente estruendos, en esta ocasión en la cocina, se oían pasos que se arrastraban con prisa, de un lugar a otro, cuando llegaron a ver –Me movieron todo, por el momento no puedo encontrar nada en esta casa, ve y traime azúcar para el café- le dijo a uno de sus hijos. , los deje aquí- la impresión fue muy fuerte, y el hombre salió de la casa buscando asilo con el hermano más cercano. Con sus 83 años a cuestas, Lolita proseguía haciéndose cargo de sus 11 hijos hombres, con el argumento de que muchos de proseguían aun solteros pasados los cuarenta y quienes se habían casado lo hicieron con “mujeres que no servían para nada”, los tenía en casa para comer, lavaba y planchaba su ropa, los atendía tal y como si fuesen aun chiquillos. El primer pensamiento que llegó a mi mente fue que aquel hombre ahora se encontraba muerto.
Transcurrieron varios meses y cada vez menos gente asistía a esa iglesia. Una noche lluviosa, cuando Villaseñor se dirigía a su habitación, empezó a percibir una serie de sonidos extraños, los que provenían del púlpito.
Las calles estaban solitarias, ya que era práctica muy arraigada reunirse en la casa de la matriarca. Excepto un pobre adulto mayor , que con sus ropas gastadas y roídas paseaba a paso retardado por las calles. Su caminar era muy trabajoso al parecer, ya que arrastraba uno de sus pies mientras que se ayudaba con un palo que utilizaba de bastón. Con su cola aun ondeante atravesó a dos de ellos, clavándolos en la pared a 3 metros de altura, en el momento en que el resto procuraron correr, cerró sus alas, atrapándolos dentro, resoplando fuego, transformó aquello en un horno y sus cuerpos en cenizas, dejó caer entonces los que sostenía con la cola, para estrellarse contra el piso rompiéndose como una sandia, desparramando todo cuanto tenían dentro. Con sus supones hizo un nudo, con el que capturó a un par que había escapado, para luego terminar con el resto partiéndolos en dos con sus cuernos. “El sesos” era un chaval desadaptado que trataba a toda costa de ser recibido en la pandilla del vecindario para tener los mismos permisos que . Llamar la atención de estos secuaces no era nada simple, pero al verlos todos tatuados , y él con su cuerpo limpio, quiso comenzar por ahí, no debía ser un tatuaje cualquiera, debía ser algo de encontronazo.